Calisto, joven de noble familia, persiguiendo un día un halcón, entra en el jardín de una doncella también noble, Melibea, y queda rendidamente enamorado de ella, pero es rechazado. Su criado Sempronio lo conduce hasta una vieja alcahueta y hechicera, Celestina, con el fin de que medie en sus propósitos. Ésta consigue que la joven acceda a los requerimientos de Calisto. Mientras, Sempronio y Pármeno criados y confidentes de Calisto y Celestina disputan por conseguir las máximas ventajas económicas de los conciertos de esta pasión amorosa. En la obra se nos ofrece la visión de que el amor humano, fusión de elementos contrarios, es una pasión que lo mueve todo, pero que hace a los hombres tan impacientes y necios que lo anteponen al amor divino. Los señores aman según los cánones del amor cortés, y los criados se mueven en el inframundo de los prostíbulos, pero tanto unos como otros sienten el gozo y placer de vivir, y este amor lujurioso en realidad se convertirá en una fuerza fatalista que conducirá a la destrucción y a la muerte. Como telón de fondo, todo un retrato de época, en el que conviven ricos y ociosos burgueses con criados poco leales y gentes que practican la brujería, y todos ellos con una visión fugaz de la existencia, y con grandes ansias de gozar de los placeres de la vida. De todas las producciones literarias que se hicieron a finales del siglo XV, la más importante, sin duda, es La Celestina, obra de tránsito entre dos edades, que, de alguna manera, puede considerarse como el inicio de los Siglos de Oro de las letras españolas.