Don Juan de Moncada pretende casar a sus dos hijas, Victoria y Gabriela con los hermanos Daniel y Jaime. Sin embargo, la impetuosa Victoria, que da título a la obra, decide ingresar en un convento. Sus planes se ven truncados ante la posibilidad de ruina del padre. Para ayudarle ante tal situación, Victoria acepta contraer matrimonio con el acaudalado, aunque groseramente inculto, José María Cruz, hijo de un antiguo empleado de los Moncada. Daniel continua frecuentando a Victoria tras la boda, levantando el fantasma de los celos en José María. El enfrentamiento se hace inevitable entre ambos caballeros, y Victoria decide abandonar a su marido. Descubre entonces que está embarazada, lo que precipita los ruegos de José María para que vuelva con él. Ella descubre entonces que el verdadero amor ha surgido hacia su esposo.