Así y todo hoy más que nunca sus seguidores se
mantienen firmes.
Desde un pequeño pueblito las sentencias de Jesús
se han esparcido por todo el mundo. El nunca fue a una universidad, pero
millones en todas las naciones le cantan, escriben, adoran, reverencian y
esperan su Advenimiento, prometido por ese Verbo Divino:
omnisciente y omnipotente, creador de la vida en este pequeño planeta que es a
su vez un puntico en el vasto universo físico.
Las puertas del mismo infierno, en el transcurso
de los siglos, han tratado de arreciar contra aquellos que comparten esa fe y
esperanzas.
Hoy no es diferente. Gnósticos, filósofos de la nada, cuatreros de
televisión, políticos narcisados, humanistas disfrazados, videntes endiablados,
astrólogos ridiculizados, ciegos doctores en ciencias desequilibradas, y
exactores del prójimo; todos tratando de obviar o menospreciar al Hijo de
Dios y así soñar vanamente con arrancar y desterrar la Luz de la
esperanza cristiana del corazón humano; sin embargo, han fracasado en tal
intento.
No temas amigo lector, cuando las oscuridades profundas de este mundo te
agobien, y parezca que la vida se te ha ido en un abrir y cerrar de ojos entre
gozos pasajeros e injusticias que nunca desaparecieron.
Quiera Adonai que como el profeta Jonás, también puedas un día aclamar con
sinceras alabanzas y regocijo: “tú sacaste mi vida de la sepultura, oh
Yahweh Dios mío”.
Alejandro Roque: autor, traductor y editor, nació en Ciudad Habana, Cuba; y desde 1994 él marchó hacia el exilio político en los Estados Unidos, donde finalmente se naturalizó, y en los últimos años se ha dedicado a sus escritos y libros, incluyendo su amor por la naturaleza y las actividades al aire libre. Siendo en un comienzo ex-piloto militar, aquí se graduó con una Maestría en Ciencias (MS) en Nova Southeastern University (NSU), y con una Licenciatura en Artes (BA) en Florida Atlantic University (FAU); ambas en los EE.UU.