Si Dara había pensado que su sensatez y su profesionalidad iban a disuadirlo, estaba muy equivocada. ¡Solo habían hecho que Leo la desease todavía más!
Rodeado por los imponentes muros y los terribles recuerdos de su impresionante castillo siciliano, Leo se dio cuenta de que seducir a Dara era la diversión perfecta y que quería que esta se convirtiera en su última conquista.