Magenta sabía que tener a un nuevo jefe podía resultar complicado. Pero no se había esperado que fuera el despiadado y anticuado Gray Quinn. Incapaz de resistirse a un desafío, Magenta se preparó para la batalla e intentó llevarse al guapísimo Quinn a su terreno.
Quinn no era un ingenuo. Deseaba a la tentadora Magenta en su dormitorio, no en la sala de juntas. Sin embargo, no podía prometerle nada. Le ofrecería la noche de su vida, pero nada más. ¡Y desde luego no estaba dispuesto a concederle la baja por maternidad!