Los padres de Olivia habían fallecido cuando ella solo tenía doce años y, desde entonces, había estado a cargo de su tío, que era el propietario de un rancho en la región de Queensland. Con los años, Olivia había ido asumiendo más responsabilidades en el rancho, pero también se había dedicado al diseño, la pintura y la restauración. Su vida era grata y apacible hasta que, de repente, un atractivo extranjero apareció medio inconsciente en sus tierras. Nadie sabía quién era ni cómo había llegado hasta allí, ni siquiera él mismo estaba cualificado para resolver esos misterios, porque el doctor le diagnosticó una amnesia temporal. Sin embargo, bajo los cuidados de Olivia, el hombre empezó a recuperarse y a recordar... y Olivia tuvo que empezar a desear que no hubiese recuperado la memoria.