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La evaluación para que una evaluación sea realmente de democrática y participativa es necesaria que se base en ala autoevaluación.
1. en el acto democrático participan en esencia dos protagonistas evaluador y evaluado, si bien el docente participó e n la formación del estudiante es éste quien aprende y solo él sabe si aprendió o no y hasta que a nivel llego su aprendizaje. Como en la evaluación de aprendizaje lo que se pretende averiguar es que aprendió el estudiante, entonces es él el único que puede dar cuenta, con precisión, si aprendió o no y en el primer caso que nivel alcanzo.
2. el concepto de poder define hacia un lugar u otro, cuando un docente practica una evaluación democrática es cuando el definió que el fin último de la evaluación es coadyuvar al fin último del estudiante, en otras palabras, eligió hacer una evaluación formativa. En ese caso le ha cedido al estudiante el poder de administrar su propio conocimiento.
3. Por el contrario el docente que opta por monopolizar el poder en la evaluación es porque desconoce o se niega a reconocerle al estudiante su autonomía de pensamiento y por tanto le niega su capacidad de administrar su propio proceso de aprendizaje. En este contexto la evaluación está orientada como forma de dominación.
Conclusiones.
La evaluación, como todos los procesos pedagógicos, cuando es formativa conduce a la autonomía a la creatividad y al desarrollo personal del evaluado; por el contrario, cuando es autocrática conduce a la eteromanía a la memoria repetitiva y a la esterilidad cognitiva.