Los que, como yo, pensamos que facebook, ese patio de vecinos, ese rastrillo de opiniones e imágenes, no es el lugar adecuado para escribirle al amado, estamos de enhorabuena. Los perdedores analógicos preferimos un espacio de primitivo papel a un inmenso universo de bites para publicar un poemario de amor. He aquí uno al estilo clásico.
Y no ha sido tarea fácil. Sé que cada uno de los humanos que ocupamos este mundo tenemos, hemos tenido o tendremos un poemario de amor esperando a ser escrito, pero la mayoría quedan inéditos, en primer lugar, por pudor o por ser incapaces de convertir en palabras los sentimientos. Pero además, en este caso, se añade la dificultad de convencer a su autor para que rescatase sus errantes poemas y los convirtiese en libro de papel. Ha costado casi 3 años desde que empezamos a convencerle para que los juntase en un poemario. José Carlos Villegas es uno de los inventores del modo de vida slow, él prefiere amasar sus poemas y hornearlos a fuego lento, enviarlos al frío hiperespacio para que se hagan fuertes e independientes y sentir que ya forman parte de todos, o que al menos están ayudando a construir un mundo virtual mucho más habitable... Tampoco estaba convencido de la necesidad de un nuevo poemario de poemas de amor.
Sin embargo, creo que siempre hay que dar la bienvenida a uno de estos, porque por mucho almíbar que destilen hacen un poco más habitable estos espacios angostos y desolados de la realidad. Si le añadimos como valor el estar dirigidos a un amor ausente, se convierten en poemas universales, pudiendo ser utilizados por todos aquellos huérfanos que anhelamos la conquista de un cuerpo para amar.