El grupo que toca en el escenario da pena, aunque el vocalista no parece un mal partido. La atmósfera oscura es la adecuada para ocultar la cicatriz en su rostro, la dolorosa marca de las cirugías a las que fue sometida de niña debido a su labio leporino y que la hizo merecedora del cruel apodo de Cara de Liebre.
Su aire desinhibido y su cuerpo exuberante logran llamar la atención del cantante, de hermosos ojos azules pero cuerpo fofo y deforme. Es el elegido. Después de conversar un rato, ella lo lleva a su casa. Es curioso —piensa— que el narcisismo del hombre le haga creer que la iniciativa es suya, cuando no sabe lo que le espera...
Liliana Blum, una de las narradoras más interesantes del panorama literario mexicano, aborda en esta novela los problemas del acoso, las relaciones destructivas y, en particular, la deshumanización implícita en la manera como observamos al otro y lo reducimos a sus defectos.