Cataluña es una de las regiones europeas donde el peso de la historia es mayor. La importancia que se le da al control y difusión del relato histórico, su peso en la inversión pública, su papel en la enseñanza, el intrusismo del poder político en los asuntos relacionados con el pasado son tales y han perdurado tanto que se hace difícil encontrar un ejemplo similar.
La administración catalana es la única de Europa occidental que financia y respalda la historia conspirativa, apoyando sin complejos con subvenciones y programas en la televisión pública teorías pseudohistóricas victimistas y supremacistas.
En un tono divulgativo, pero apoyado sólidamente en documentos históricos, Óscar Uceda pone al descubierto el modus operandi de la historiografía nacionalista y muestra cómo la historia puede retocarse, maquillarse, ficcionarse, recrearse, retorcerse e incluso inventarse, hasta convertirla en una antología de fakes detrás de la cual puede rastrearse, pese a todo, cómo fue la verdadera historia de Cataluña.