Hay algunas heridas que nunca se curan... o quizá sí A Gabe Thorne le parecía que Rebecca Hamilton no tenía la edad suficiente para practicar la medicina y mucho menos para ayudar a su hermana pequeña durante un difícil embarazo. Pero no podría haber estado más equivocado, porque aquella doctora sabía muy bien lo que hacía. Era amable y muy hermosa. Lástima que él hubiera decidido hacía ya mucho tiempo dejar de buscar una mujer así... Había algo en Gabe que la emocionaba. Rebecca sabía que el guapo viudo había sufrido una dura pérdida. Ella también lo había hecho. En el rostro de aquel hombre veía el amor y la familia que siempre había deseado... y que jamás podría tener.