Un niño miedoso que se rebela contra la tiranía de su maestro, un asesino que se confiesa ante su próxima víctima, un ladrón absorbido por el cuadro que acaba de robar, un escritor que amenaza a su editor con suicidarse, un anciano que pasea por los escenarios donde luchó durante la guerra... Todas ellas son historias que tocan la fibra, y que se entrelazan y se visitan las unas a las otras, siempre con dinamismo y energía y con un toque de humor y fantasía. Pocas veces un libro con tantos personajes que viven al margen de la ley, tantos malhechores y criminales, está tan lleno de vida. Jaume Cabré utiliza los recursos técnicos que lo han hecho célebre en toda Europa —sus saltos narrativos hacia adelante y hacia atrás, sus cambios de punto de vista— para escribir un conjunto de relatos trepidantes, donde no sobra ni una sola palabra, imbricados en una piña unitaria y rotunda. Son historias tocadas por la oscuridad y por la rabia, pero también por la ironía y por el juego.