El cadáver de un gobernador aparece, de madrugada, colgado del astabandera de la Plaza de la Constitución. El presidente, su gabinete, la prensa sometida, no saben cómo responder al acto. Un reportero crítico y una agente federal se involucran en un romance que pondrá a prueba sus lealtades. Y un movimiento armado con machetes se levanta en varios estados de la República, apoyado por miles de ciudadanos pacíficos. Las proclamas campesinas son intensas, entendidas, aplaudidas por un país. En el extranjero se habla de la rebelión. De "lo que viene". La consigna principal es una, no negociable: la renuncia del presidente.