Un testimonio único y revelador en el marco de los grupos nazis y de la extrema derecha más radical de nuestro país, pero extensible a todo proceso de radicalización.
«Admiré la Alemania que creó Adolf Hitler. Me rapé el pelo al cero y adopté la estética skinhead. Me tatué la espalda con un enorme retrato de Rudolf Hess, lugarteniente del Führer. Contribuí a crear diversos grupos NS, nacionalsocialistas. Me preparé físicamente para la batalla, participando en entrenamientos físicos extremos en la sierra de Madrid. Igual de rápido que ascendí hasta la cima de la organización, me despeñé por un precipicio que me situó a las puertas del terrorismo. Un día empecé a dudar. Inicié un proceso que arrasó mi identidad. El alcoholismo y el cañón de una pistola metido en la boca fueron la señal de que había tocado fondo.
Si hace diez años me hubieran dicho que acabaría escribiendo este libro, sin lugar a dudas me habría arrojado de un puente para evitarlo. Decir que pasé dos décadas en la ultraderecha no reflejaría lo que viví. Fue mucho más que asumir una ideología.
Disfrazado de ideología política, el fanatismo amenaza con volver a irrumpir en nuestra sociedad. Es posible detenerlo.»
Nací en Pontevedra el 16 de julio de 1981. Hijo de padres de clase trabajadora, estudié hasta el antiguo Curso de Orientación Universitaria (COU) y a continuación hice un módulo superior de Administración en Sistemas Informáticos y otro de Proyectos de Obra Civil. Compaginé mis estudios con empleos esporádicos en cafeterías o negocios de "cíber" hasta que encontré un trabajo estable en el área informática de una empresa de control de calidad. Tres años después, en 2006, lo dejé todo para ingresar en las Fuerzas Armadas, donde aún sirvo.
En la actualidad, me encuentro inmerso en un proceso terapéutico, que tal vez no tenga fin, para determinar quién es en realidad David Saavedra. Todo cuanto he vivido, hecho, pensado y, sobre todo, sentido me abre la puerta a ser capaz, con el tiempo, de explicarme por qué sigue vigente el fenómeno del radicalismo en el mundo. ¿Se puede prevenir? ¿Hasta qué punto es recuperable un extremista? ¿Hay diferentes fanatismos o solo uno? Responder a estas y otras cuestiones es lo que ahora, una vez liberado, dará pleno sentido a mi vida.