Después de enamorarse de un conocido magnate italiano, Marnie Clarke, camarera, se sintió horrorizada al enterarse de que, en el mundo de este, era solo su «sucio secretito». Con el corazón roto decidió marcharse con su dignidad a otra parte… ¡y con un hijo en el vientre!
Leandro se negaba a creer que el niño pudiese ser suyo hasta que una prueba de paternidad le demostró lo contrario. La pérdida de memoria de Marnie, causada por un accidente, hizo que decidiese convencerla de que estaban prometidos e iban a casarse. Era el único modo que Leandro tenía de asegurarse un heredero.