El autor analiza cómo los terroristas están depredando la economía del País Vasco, administrando subvenciones públicas, creando una red de extorsión y secuestro, y generando enormes gastos a los contribuyentes por indemnizaciones, destrucciones materiales y costes de seguridad policial; lo que trae como consecuencia una pérdida sustancial de la capacidad productiva.