EfΓmera es el nombre de un insecto que vive sΓ³lo 24 horas, que no tiene pues los dΓas contados, sino las horas. Y lo efΓmero es el material del que se nutre este poemario, una reflexiΓ³n oΓ©tica sobre lo breve en todas sus facetas, sobre aquello que no dura. El lector encontrarΓ‘ poemas dedicados a la pompa de jabΓ³n, pero tambiΓ©n a la escarcha, cΓ³mo no a la euforia o desde luego al necesariamente efΓmero muΓ±eco de nieve. ΒΏNo lo somos al cabo nosotros mismos, no es lo pasajero lo que nos caracteriza? La muerte, el triunfo de la especie sobre el individuo, es cuanto nos define y ella es quien vuelve efΓmera nuestra vida, por mucho que se prolongue, por mucho que tratemos de alargarla. Somos temporales, fugaces, finitos. La sensaciΓ³n que deja la lectura de los nuevos poemas de Miguel Albero, como afirma Juan Bonilla, es paradΓ³jica: Β«Dando por hecho que estamos hechos de pura pΓ©rdida, instante que ya no se va a repetir, eternidad ficticia, inyectan ganas de celebrar lo poco que somos, instalan en esa conciencia de fugacidad la certeza de que, al fin y al cabo, somos, como el insecto que vive un solo dΓa, un autΓ©ntico milagroΒ».