El pensamiento social de Ãngel Herrerra se fraguÃģ muy pronto; y desde muy joven se mantuvo fiel a una postura constante en su trayectoria, sin apenas cambios pese a las variadas situaciones sociopolÃticas que le tocÃģ vivir y a las realidades enfrentadas que debiÃģ experimentar. Ordenado sacerdote tras la guerra civil, y mÃĄs tarde nombrado obispo de MÃĄlaga en 1947, mantuvo como bÃĄsicos y pragmÃĄticos principios, defendidos siempre con una increÃble seguridad, los cuatro siguientes: fidelidad perenne a la Doctrina social de la Iglesia; consideraciÃģn del bien comÚn como el mÃĄs esencial para la construcciÃģn y desarrollo de la sociedad; la preocupaciÃģn por formar 'minorÃas selectas' de donde pudiera salir el 'gobierno de los mejores'; y fidelidad y apoyo al poder constituido. En esta obra e analiza, sobre todo, la aplicabilidad o la concreciÃģn de estos principios en una acciÃģn social estricta: la del Instituto Social LeÃģn XIII, desde el que posteriormente fue gestando y dando a luz la Escuela de CiudadanÃa Cristiana, la Escuela de Periodismo de la Iglesia, los esbozos de un Instituto Social Obrero, y hasta su Última dedicaciÃģn a la Editorial CatÃģlica. Incomprensiblemente, y hasta cierto punto explicable, encontrÃģ mÃĄs apoyo en el poder polÃtico que en la propia JerarquÃa eclesiÃĄstica para la realizaciÃģn y difusiÃģn de sus ideas y obras. Aparte cierto recelo, silencio o muy dÃĐbil apoyo, para los obispos coetÃĄneos Ãngel Herrera, desde 1965 cardenal de la Iglesia, ejerciÃģ un episcopado que muy bien podrÃa seÃąalarse, al mismo tiempo, como tradicional y atÃpico.