Entre la ira, la tristeza y el desconcierto, Alina no sabe qué castigo aplicar a los responsables del sufrimiento de su mejor amigo, así como de otros chicos y chicas que prefieren dejar pasar las torturas silenciosamente a alzar la voz, defenderse y denunciar a los bullies con sus profesores.
Bube, la abuela de Alina, le habla de una criatura mística que actúa como un defensor, una especie vengador ancestral. Lo mejor de todo es que ella tiene la receta para crear uno. Junto a Lenny, su golem, Alina tendrá que aprender que cada persona es responsable de sus actos y que la justicia no es un concepto en blanco o negro que se pueda aplicar sin consecuencias.