Mucho antes de que Tom Wolfe y compaÃąÃa se inventaran el concepto de ÂĢNuevo PeriodismoÂģ, Joseph Mitchell ya estaba practicando algo muy similar en sus hoy legendarios artÃculos para The New Yorker.
De los varios libros en que se fueron recopilando, este siempre ha estado considerado como el mejor y mÃĄs representativo del estilo Mitchell. ReÃēne seis piezas escritas en las dÊcadas de 1940 y 1950. Son textos independientes pero vinculados entre sÃ, porque en todos ellos el autor merodea por el frente marÃtimo de Nueva York y explora una ciudad muy alejada de las postales turÃsticas. Mitchell describe las zonas portuarias, el rÃo Hudson y el East River, el mercado de pescado, las ya desaparecidas instalaciones dedicadas al cultivo de ostras, un viejo cementerio en Staten Island, barcazas, gabarras, barcas de pesca y personajes singulares como Sloppy Louie, el dueÃąo de un restaurante.
Retrato del vientre de la ciudad y tambiÊn de un mundo que desaparece, de historias del presente y leyendas del pasado, de tipos excÊntricos, El fondo del puerto es una prodigiosa crÃŗnica de Nueva York y sus habitantes: periodismo de primera y gran literatura.
AcompaÃąen a Joseph Mitchell en sus paseos por la ciudad: ÂĢDe cuando en cuando, para espantar los pensamientos de muerte y desolaciÃŗn, me levanto temprano y me acerco al mercado de pescado de Fulton. Suelo llegar hacia las cinco y media (...). El amanecer brumoso de los muelles, el jaleo que arman los pescaderos, el olor a algas y el espectÃĄculo de toda esa abundancia me producen siempre un bienestar que a veces raya en la euforia.Âģ
Joseph Mitchell (Carolina del Norte, 1908-Nueva York, 1996) fue uno de los grandes maestros del periodis-mo y la literatura estadounidenses. LlegÃŗ a Nueva York en 1929, el dÃa despuÊs del crac de la Bolsa. Desde 1938 formÃŗ parte del staff de The New Yorker, la revista de la que surgieron varios de los mejores periodistas y escritores de Estados Unidos. Mitchell se especializÃŗ en el retrato literario (lo que Êl llamaba ÂĢperfilesÂģ) de los personajes mÃĄs diversos de Nueva York: desde estrellas de Broadway hasta magnates de dudosa reputaciÃŗn, desde domadores de circo hasta poetas y pintores. Cuando alguien le reprochÃŗ una vez que escribÃa sobre ÂĢgente corrienteÂģ, Êl contestÃŗ (y la frase se hizo cÊlebre): ÂĢLa gente corriente es tan importante como usted, quienquiera que usted sea.ÂģAdemÃĄs fue un enamorado del puerto de Nueva York, sobre el que dejÃŗ pÃĄginas memorables. En Anagrama estÃĄ publicada su otra gran obra, El secreto de Joe Gould: ÂĢAutÊnticamente original: no puedo pensar en nada que se le parezcaÂģ (Doris Lessing); ÂĢJoseph Mitchell era un tesoro escondido... El secreto de Joe Gould es una iluminaciÃŗn a la altura de la mejor literaturaÂģ (Salman Rushdie); ÂĢDe haber sido neoyorquino, Borges nos habrÃa sorprendido con algo parecido a El secreto de Joe GouldÂģ (Martin Amis).