Con veintitrés años y fama de intelectual, la señorita Lavender Bravant pensaba que sus oportunidades para contraer matrimonio eran nulas. Pero el problema no era que no hubiese encontrado a un hombre que la hiciera estremecer, sino que ella era la hija de un almirante… y el hombre de sus sueños era el hijo de un tendero.El físico y la personalidad de Barnabas Hammond le permitían introducirse en todos los círculos sociales. Era además un hombre culto y un diestro espadachín. ¿Podría ser un pretendiente más apropiado para Lavender de lo que parecía a simple vista?