Hasta que Eric entró en su vida, Maggie McGuire había llevado una vida impecable. Ahora se veía obligada a cruzar el país para pedir ayuda para su hijo, no para ella, a la familia de Eric. Una vez allí, descubrió con horror que Eric ya estaba casado.
J.D. McGuire estaba acostumbrado a solucionar los enredos provocados por su hermano, pero aquél era el peor de todos. Y antes de que pudiera hacer nada, Eric fue asesinado y Maggie se convirtió en sospechosa. Aunque le habría encantado alejarse de todo aquello, J.D. no tardó en darse cuenta de que deseaba ayudarla. Pero, ¿cómo iba a confiar en ella si sabía que le estaba mintiendo y que su hermano no era el padre del hijo de Maggie?