En 1930, el físico teórico Wolfgang Pauli postuló la existencia de una diminuta partícula que se emitiría en ciertas transiciones radiactivas: no tendría carga ni prácticamente masa, y apenas interaccionaría con la materia. Pero ¿cómo detectar esa partícula fantasma?
Fue Enrico Fermi quien la bautizó como neutrino, y hoy sabemos que billones de estas partículas extraordinarias, reliquias del Big Bang, que generan constantemente el Sol y otras estrellas, atraviesan la Tierra como si no hubiera nada.