El Manual del discipulado puede usarse en un variado número de contextos (estudio personal, dos personas, tres personas, diez personas), pero sea cual sea el contexto, la persona clave es aquella que enseña. Las herramientas no son las que hacen a los discípulos. Dios obra a través de sus discípulos para que los que necesitan madurar tengan un modelo de lo que es la vida en Cristo. Los estudios más recientes en el campo de la enseñanza secular revelan que la presencia de un modelo sigue siendo la dinámica de aprendizaje más importante. En el desarrollo de la conducta humana, "la motivación de parecerse a una persona que admiramos" está por encima de la coacción y la recompensa. El nivel más bajo de aprendizaje es el de la sumisión o conformidad, cuando una persona controla a la otra. El segundo nivel es la identificación. Puede haber influencia porque existe el deseo de que la relación sea satisfactoria. El tercer nivel y el más alto es el de la interiorización, porque la conducta deseada se ha convertido de forma intrínseca en algo gratificante. Cuando se ofrece un modelo se crea un ambiente que afectará a los valores, las actitudes y la conducta. El Manual del discipulado está diseñado para ayudarle a influir en otros de la forma en que Jesús lo hizo: invirtiendo en unos pocos. Este manual ya se ha estado usando con mucho éxito en cientos de iglesias, beneficiando a multitud de personas.