En los museos existe el riesgo, no siempre asumido ni conocido, de entender que todo lo hecho e investigado supone desde el momento de su puesta en conocimiento público -bien sea la propia exposición o la publicación científica- materia resuelta y zanjada. Nada más lejos de la realidad. Sin caer en relativismos improductivos, es cierto que la ingente cantidad y calidad de los fondos muse sticos no siempre han recibido el tratamiento de investigación necesarios, normalmente por lo limitado de los recursos disponibles. No es extra o, pues, encontrar en nuestros museos objetos de interés que no están publicados, no están estudiados o, simplemente, lo están en publicaciones obsoletas, difíciles de conseguir o ajenas -por la lógica evolución de los saberes- a los últimos hallazgos realizados en cada materia. Por eso la revisión de los fondos museísticos y su publicación con criterios actualizados constituye una herramienta imprescindible para una adecuada puesta en valor de este Patrimonio, actualizando los contenidos ya conocidos y poniendo en relieve aquellos desconocidos o dados a conocer de forma imprecisa, incompleta o limitada.