El rodaje de una película resucita Sincairén, pueblo abandonado más de veinticinco años atrás, y, a la vez, una historia traspapelada, referente a los tiempos del levantamiento militar que se produjo en el país, a mediados del siglo veinte.
Fascinados por ella, el director y la guionista cambian sus planes iniciales y deciden llevar esa nueva historia a la pantalla, rodándola en Sincairén, el lugar en el que ocurrió.
Después de eso, es posible que las hormigas voladoras puedan volver a detenerse en Sincairén, como ocurriera cuando el pueblo fue fundado.