ย Hemos vuelto a Dios en un personaje inalcanzable, oidor de ruegos, una imagen mรญtica y lejana. Todo lo contrario! ย Su presencia es obvia, redundante, cotidiana y casi cargante durante todo el dรญa y en medio de todas las cosas. Estรก loco por mostrarse, trabaja duramente por llamar nuestra atenciรณn y para quien estรก dispuesto y le abre el corazรณn, se le hace โImposible no tropezar con Diosโ en cada rincรณn de su vida, en cada momento del dรญa, con cada persona con la que se cruza.