Con su conmovedora historia, Mimi no solo nos emociona, también nos arranca una sonrisa llena de optimismo. Hace muy poco que la madre de la pequeña Mimi murió. Todos en su familia están tristes y abatidos. Papá ya no sonríe, y las pizzas de la cena siempre se le queman. Sally se viste toda de negro, como su estado de ánimo, y guarda un terrible secreto. Conor apenas habla, toca la batería por las noches y no deja dormir a los vecinos. Y hace meses que nadie saca a pasear a Bengala, la perrita. Además, Mimi está cansada de que su compañera Sarah le haga la vida imposible por ser «distinta». Todo parece desmoronarse. Pero poco a poco la familia irá recuperando la fuerza para atravesar el duelo, precisamente gracias a esos pequeños y no tan fáciles retos que nos impone lo cotidiano.