La Cartuja de Parma (1839), que presentamos aquí en una nueva traducción de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego, recrea la Italia stendhaliana con todo su romanticismo, su pasión no medida ni por la prudencia ni por la vanidad, sus secretos y venganzas, y su obstinación contra «todo lo viejo, lo beato, lo taciturno». Siempre con su incomparable talento para dar a la virtud y al vicio la definición más inesperada, Stendhal compuso, en palabras de Balzac, «el drama más completo, el más sobrecogedor, el más extraño, el más verdadero, el más profundamente enraizado en el corazón humano que jamás se haya inventado».