Sin darse cuenta –y cuando aprendieron a subir el programa a Spotify– comenzaron a sumarse miles y miles de auditores que encontraron, capítulo a capítulo, no solo entretención, farándula y actualidad, sino una forma de escape a los momentos oscuros de la vida. Es que amika no solo es quien escucha semanalmente las copuchas de Coté y Valeria, amika es un sentimiento, una comunidad humana de apoyo emocional, una forma de ser (algo así como hakuna matata).