Camilo comenzó a trabajar como enfermero pero la fascinación de la vida de soldado, el amor por el juego, y su carácter fuerte y altanero le hicieron volver a la vida militar. Dios, sin embargo, se iba abriendo camino en su alma a través de los fuertes acontecimientos... hasta que, por fin, entendió que debía rendirse a Dios para emprender la vida a la que realmente estaba llamado: la fundación de una orden dedicada al cuidado de los enfermos.