"Los ÃĄngeles de Dios estÃĄn a nuestro alrededor... deberÃamos saber estas cosas y tembar, y dedicarnos a pensar, mucho mÃĄs de lo que lo hemos hecho hasta ahora, en el poder de los ÃĄngeles de Dios que estÃĄn vigilÃĄndonos y guardÃĄndonos... Los ÃĄngeles de Dios, que son millares de millares y millones de millones... nos guardan del mal y repelen a las fuerzas de las tinieblas que procuran destruirnos" (pÃĄg. 16).