Las "cutres"

· NARRATIVA Book 441 · Linkgua
Ebook
16
Pages
Eligible

About this ebook

Las Cutres. Emilia Pardo Bazán Fragmento de la obra Cuando conocí a las mujeres que llevaban tan feo sobrenombre, pude convencerme de que ellas eran más feas aún. Decir que una persona es fea no expresa sino un concepto general; no hay términos más vagos que estos de feo y hermoso. Asimismo, solo existe un verbo para la idea de amar, ¡y tantos matices y colores y grados en el amor! Ni aun añadiendo adjetivos se aclara esto de la fealdad. Las Cutres, podré decir, tenían una fealdad innoble, repulsiva, de escarabajo pelotero, y al escribir, siento que las palabras no dan la impresión de los aspectos físicos. No; la fealdad de las Cutres era algo inefable, porque consistía no solo en las líneas, sino en la expresión —en la expresión principalmente—. Y, sin embargo, esta expresión era de dolor, resignación y melancolía, sentimientos todos nobles... Las líneas, la tez, las facciones, tenían la culpa de que el dolor pareciese ridículo, la resignación necia, la melancolía repugnante. Además, la gente no podía concertar estas expresiones, que suelen revelar una vida interior espiritualizada, con la manera de vivir de las tres hermanas, sometida a la tiranía del sórdido interés. Las Cutres no eran ricas cuando perdieron a su madre, por cierto una de las mujeres más hermosas de la provincia, muy pretendida después de viuda y muy aficionada a trapos y moños; algo casquivana, en resumen. Su belleza y su coquetería eclipsaron por completo a sus hijas, o, mejor dicho, ayudaron a que resaltase lo poco que debían a la Naturaleza. Nadie las hizo el menor caso, y nadie se recató para cortejar y galantear a la madre en presencia de las muchachas, convertidas por la mamá caprichosa y ligera en doncellitas que la vestían, calzaban y adornaban, y trabajaban en sus prendidos y perifollos. Muerta súbitamente, de un mal que no se supo definir, la madre, las muchachas se retiraron del mundo por completo, a pesar de que algunas de sus amigas afirmaban que aquellas chicas —Paulina, Marcela y Rosario— eran animadísimas y amigas de diversión, y ahora, libres, iban, a pesar de su fealdad, a pasarlo muy bien, a darse una vida excelente. No se cumplieron tales augurios. Las jóvenes —entonces se las podía llamar así— se encerraron en su casa a piedra y lodo, y entonces, al notar que, transcurridos tres años, no se las veía el pelo y continuaban en la misma soledad y retiro, hubo que buscar un móvil a su conducta extraña, y el móvil fue la avaricia.

About the author

Emilia Pardo Bazán (1851-1921). España. Nació el 16 de septiembre en A Coruña. Hija de los condes de Pardo Bazán, título que heredó en 1890. En su adolescencia escribió algunos versos y los publicó en el Almanaque de Soto Freire. En 1868 contrajo matrimonio con José Quiroga, vivió en Madrid y viajó por Francia, Italia, Suiza, Inglaterra y Austria; sus experiencias e impresiones quedaron reflejadas en libros como Al pie de la torre Eiffel (1889), Por Francia y por Alemania (1889) o Por la Europa católica (1905). En 1876 Emilia editó su primer libro, Estudio crítico de Feijoo, y una colección de poemas, Jaime, con motivo del nacimiento de su primer hijo. Pascual López, su primera novela, se publicó en 1879 y en 1881 apareció Viaje de novios, la primera novela naturalista española. Entre 1831 y 1893 editó la revista Nuevo Teatro Crítico y en 1896 conoció a Émile Zola, Alphonse Daudet y los hermanos Goncourt. Además tuvo una importante actividad política como consejera de Instrucción Pública y activista feminista. Desde 1916 hasta su muerte el 12 de mayo de 1921, fue profesora de Literaturas románicas en la Universidad de Madrid.

Rate this ebook

Tell us what you think.

Reading information

Smartphones and tablets
Install the Google Play Books app for Android and iPad/iPhone. It syncs automatically with your account and allows you to read online or offline wherever you are.
Laptops and computers
You can listen to audiobooks purchased on Google Play using your computer's web browser.
eReaders and other devices
To read on e-ink devices like Kobo eReaders, you'll need to download a file and transfer it to your device. Follow the detailed Help Center instructions to transfer the files to supported eReaders.