¿Qué impulsó a Mas a enfilar esa dirección? ¿Quiénes le influyeron durante el trayecto? ¿Hubo algún momento en el que fue posible cambiar el curso de la historia y evitar una de las mayores crisis institucionales y políticas de España? Al final, Carles Puigdemont, alcalde de Girona, independentista de cuna, tomó el relevo y proclamó una república simbólica que solo sirvió para que Cataluña perdiera el autogobierno del que había disfrutado durante cuarenta años. «No quiero ser el presidente de Freedonia», dijo Puigdemont en un destello de clarividencia justo antes de sucumbir al apelativo más corrosivo y letal de todos, el de «traidor», y declarar una independencia simbólica que acabó naufragando.
«La mejor crónica que se ha escrito de los acontecimientos de Cataluña.»