En la finca de su cariñosa abuela, Manuel tiene la puerta de entrada a un mundo espectacular, uno donde no necesita su silla de ruedas. Allí se encuentra con sus cuatro grandes amigos: Emilio, Jack, Karl y Julio, aventureros, como él, que le demostrarán que la amistad es mucho más que la convivencia física. Con sensibilidad, este libro cuenta cómo la enfermedad no puede contra el amor, la amistad ni la imaginación.