El tercer tomo de Los indios de México comprende a los mazatecos de la Sierra Madre Oriental que mira al Atlántico y a los coras de la Sierra Madre Occidental que mira al Pacífico. Pueblos antípodas, están unidos por el uso ritual de las drogas alucinantes, pues unos son adoradores de los hongos sagrados y otros del peyote, el Divino Luminoso. "Tierra de brujos" cuenta por primera vez la historia de los veinte mil mazatecos que fueron expulsados de sus tierras cuando se construyó la presa Alemán. Al decantarse un mundo que estuvo dormido siglos enteros, despertó de su sueño mágico para encontrarse que sólo tenía en la mano un palo puntiagudo para sobrevivir en una tierra hostil y desacralizada. La segunda parte, "Nostalgia del paraíso", es también el primer estudio que se realiza sobre una de las culturas más extraordinarias y mejor conservadas: la de los coras de Nayarit, vecinos y parientes de los huicholes, quienes dicen los mitos y se comunican con los dioses y los muertos por medio de la danza y la representación teatral.