Salvada de la ruina, pero presa de la tentación... El multimillonario Dante King no había podido olvidar a Talitha St. Croix Hamilton y en esos momentos tenía la oportunidad perfecta para retomar su relación: contratándola como curadora de su nueva colección de arte. Y pidiéndole que lo hiciese desde su casa de Siena. Con su familia acuciada por las deudas, Talitha no podía rechazar la propuesta de Dante, aunque a este le importase más su imperio que ella. ¡Motivo por el que lo había dejado! Sin embargo, su química seguía intacta y Talitha sabía que, si volvía a meterse en la cama con él, iba a querer quedarse para siempre.