Los cuentos de Rojo planeta rojo, escritos por el uruguayo Manuel Arduino Pavón hablan de voces sin rostro y sin nombre, personajes genéricos, que a pesar de la despersonalización tienen mucho de quien los lee. Dislocados de cualquier tiempo y lugar, los protagonistas aparecen en diversas situaciones, en imágenes perfectamente recreadas que se han quedado en la memoria y que han reclamado ser contadas como fotografías instantáneas.
El lector, motivado por la sorpresa y la inquietud que le genera lo sugerido, volverá a las paginas para encontrar nuevas formas de entender lo que ya ha leído. Estos cuentos se caracterizan por resaltar lo evidente, haciendo explícita la forma en la que el hombre del siglo XXI, definido por el discurso occidental, vive, se entiende y se relaciona con el mundo. De vez en cuando, se describen lugares y situaciones que rozan el límite con lo ficticio o lo fantástico. Esa cercanía funciona como excusa propicia para caracterizar el mundo actual en una especie de ejercicio de conciencia que implica mirarse a uno mismo desde la distancia.
Arduino Pavón se encarga de construir espacios de reflexión que dan cabida a la parodia y a la critica política y social mediada por el humor que supone decir lo tácito. Sin embargo es quien lee el que termina por rotular los relatos. Entonces el autor resuelve la ecuación de forma maestra, lavándose las manos y dejando todo a la libre interpretación de un lector activo; su tarea se limita a exponer juegos de lógica invertida, a proponer universos simbólicos y a propiciar lugares comunes atravesados por la precisión del ritmo y la economía de las palabras a favor de decir solo lo necesario. Para ello se vale del formato del microrrelato. Lo demás hace parte de un trato invisible que se ha establecido con la invitación de ser leído y que promete ser una experiencia particular para cada lente que se detenga ante estas páginas.
El nombre de este escritor uruguayo hace eco en el mundo literario por su vasta producción, síntoma de una vida dedicada a la tarea de la creación. Estudió Literatura en Montevideo y con tan solo veinte años publicó su primera novela, 200 Palestinas para un músculo (1975). A partir de ese momento su obra empezó a crecer, dándose a conocer en Montevideo para luego extenderse hacia diferentes países iberoamericanos, entre los que figuran Puerto Rico, Argentina, México y España, donde cuenta con publicaciones tanto en versión digital como impresa. Ha ganado varios reconocimientos y premios otorgados a los diferentes géneros a los que se ha dedicado, entre los que figuran la poesía, la novela, el ensayo, el cuento y especialmente el microrrelato, forma heredada de la Pampa. Fue finalista del II Certamen Internacional de Poesía y Cuento Breve 'Don M. Hernández', otorgado por la Asociación de Escritores Argentinos y Uruguayos en 2003, y recibió el primer premio en el Concurso de Cuento 'Jorge Luis Borges', convocado por la revista Sesam y la Sociedad de Escritores de San Martín, en Buenos Aires (2008).
Ha experimentado en el plano formal y temático, constituyendo una trayectoria que se caracteriza por la versatilidad de su proyecto escritural. No en vano ha dedicado una gran parte de sus escritos a la exploración de temas esotéricos y herméticos que le han servido como excusa propicia para afinar su pluma y para descubrir el sello personal que atraviesa su obra. Entre sus trabajos más conocidos figuran la novela titulada Las ruinas azules. Historias Arquetípicas y Maravillosas (1991) y la selección de cuentos Diarios de un refugiado (2008). Estos son solo algunos de los títulos que hacen parte de su copiosa bibliografía, a la que en 2011 se sumaron dos antologías de cuentos cortos: Los milagros de Woolkmark y otras historias, publicada en México, y Solo yo, publicada en Estados Unidos en versión digital como una apuesta para llegar al público hispanoparlante.