Darcy se quedó de piedra al enterarse de la última voluntad de su padre. Bien era cierto que había heredado la mitad de sus propiedades, pero la otra mitad era para su hermana Courtney, ausente desde hacía mucho tiempo. Y eso no era todo: su padre le había dado control absoluto de las tierras a Curt Berenger, un hombre al que él odiaba, pero con el que Darcy había estado a punto de casarse.
Por desgracia para Darcy, la cazafortunas de su hermana parecía tener la mirada puesta en Curt. En su Curt. El mismo a quien, si quería albergar la esperanza de recuperar, tendría que contar el verdadero motivo por el que lo había dejado hacía tantos años...