La esencia de la creación se considera buena y completa, con todos los problemas derivados de nuestras creencias. Cambiando estas creencias, podemos cambiar nuestras vidas. La ley de la cosecha idéntica, o de causa y efecto, es impersonal y refleja fielmente nuestras creencias internas en el mundo exterior. Así, los sentimientos y los pensamientos, cuando se creen profundamente, se vuelven creativos.
Se explora el concepto del "YO SOY" como nombre divino, haciendo hincapié en que nuestras afirmaciones interiores dan forma a nuestra realidad. Comprendiendo el poder inherente del "YO SOY" y utilizándolo afirmativamente, podemos transformar nuestras vidas. El libre albedrío nos permite elegir nuestros estados del ser, y la imaginación desempeña un papel crucial en la realización de estas elecciones.
Los deseos se consideran regalos divinos que nos impulsan a expandir nuestra conciencia. Aceptarlos sin cuestionarlos permite realizarlos. La práctica de observar y modificar nuestros pensamientos, afirmando lo positivo, es fundamental para moldear una realidad deseada.
Las apariencias del mundo exterior son el reflejo de nuestros pensamientos pasados. Para cambiar una situación no deseada, es esencial hacer caso omiso de la evidencia sensorial y persistir en la visualización del deseo cumplido. Nuestras conversaciones interiores deben estar alineadas con el deseo para que éste se manifieste.
La técnica de revisión se presenta como una poderosa herramienta para alterar los efectos de los pensamientos y creencias del pasado, revisitando los acontecimientos del día y recreándolos mentalmente de forma positiva. Todos los estados de conciencia existen y se puede acceder a ellos, y el deseo nos impulsa a estados superiores. El estado final es el reconocimiento de la divinidad interior, que culmina en el estado de Jesucristo.
El mundo se ve como un escenario, donde cada uno es actor y autor de su vida. Para cambiar la realidad, hay que cambiar el guión de la mente. El verdadero propósito es despertar a la divinidad interior, reconociendo que somos Dios en acción. El viaje es una evolución de la conciencia, desde el olvido de la divinidad hasta su pleno reconocimiento y vivencia.
A.R.Ribeiro.
Biblioteca del Nuevo Pensamiento