«un país libre no puede decir que ejerce su libertad, sino cuando conserva y retiene en sus manos el gobierno de su gobierno»,
Juan Bautista Alberdi diseñó un orden político donde el poder ejecutivo solo estaría en manos de la ley y la Constitución.
El presidente no haría por sí solo la ley, ni intervendría en el poder judicial, ni en la administración municipal. Entre los escritos políticos de Alberdi también cabe señalar su crítica al estatismo de la herencia colonial, gran barrera, en su opinión, al progreso de Latinoamérica.
Así, en Por qué el autor dejó sus país, uno de los ensayos que conforman esta antología, Alberdi explica por qué abandonó Argentina:
«Yo salí de Buenos Aires por odio a su gobierno, cuando su gobierno era el de Rosas. Odiar a ese gobierno significaba entonces amar a Buenos Aires. En todo tiempo el odio a la mala política ha significado amor al país, que era víctima de ella. Belgrano y Rivadavia probaron su amor al país odiando al gobierno que había sido el de su país mismo hasta 1810.»
Alberdi nos pone en los límites de la soberanía individual, y el deber patriótico. Toca un tema que tuvo después enorme relevancia en la historia de Latinoamérica: la confusión entre el patriotismo y el poder de los tiranos.