La edición del año 2013 de Oro fue destacada tanto por el cuidado como por la contención de su prosa, virtudes que se mantienen en este volumen revisado por la autora. Más que el simple ejercicio de una muchacha que envía correos electrónicos a su propia cuenta, apelando a una expareja, Oro puede ser leído como un diario juvenil o una serie de anotaciones guardadas en una memoria virtual.
Ileana Elordi aborda con una escritura diáfana y sin pretensiones, temas como el paso de la adolescencia a la adultez y el vaciamiento de las experiencias cotidianas, representando a una joven y la relación que establece con su pez, de nombre Oro, y los dobleces y reflejos que suponen las vidas comunes, quizás por el silencio, lo no dicho y las trasparencias deslavadas de aquello repetido. Recuerdos frágiles, como la vida en una pecera, son los que construye Ileana Elordi en este libro que la consagró como una de las promesas de la literatura nacional; imágenes acuáticas, leves y necesarias.