Hay historias que se tejen en silencio. Voluntades de no hacer daño que acaban hiriéndote el alma. Tesituras ante las que te ves obligada a elegir en función de las circunstancias ajenas, sin que te dejen vivir. Pero siempre quedará un resquicio para propiciar el cambio. ¿Estará Esperanza aún a tiempo de poderlo conseguir? Pozoblanco. Verano de 1936 «¿Qué ha pasado, José, qué tienes? Dime qué tienes». La respuesta de José a la pregunta de su madre traza un punto de inflexión en la vida de Esperanza. A sus doce años, debe enfrentar una nueva y complicada realidad exterior; pero no lo hará sola. Isabel, una adolescente educada con una mentalidad abierta y progresista, llega al pueblo para vivir con su tía. El día en que se conocen, germina una inquebrantable amistad que forzará a Esperanza a redefinir su manera de ver el mundo, sus convicciones y su forma de sentir, con todas las consecuencias. Cortijo de La Jara. 31 de diciembre de 1999 Junto a su nieta Luna, Esperanza aguarda nerviosa la llegada de su familia para celebrar la Nochevieja; tiene algo muy importante que comunicarles. Mientras espera, rememora sus últimos sesenta y cinco años con nostalgia y, a la vez, con la amarga sensación de no haberlos vivido como habría deseado. Pero esa tarde-noche no discurrirá como ella cree. El secreto de Luna y los suyos propios, las confesiones silenciadas de sus hijos y los afectos maltrechos de unos hacia los otros cobrarán protagonismo poniendo en jaque las creencias de todos, en un cruce de acusaciones previo a las doce campanadas del reloj. «Hay novelas que cuentan vidas y hay vidas para ser contadas en forma de novelas. Esta hace las dos cosas». Víctor Fernández Correas