Un día perfecto, un crimen terrible. En una tarde tranquila, Grace advierte que la escuela donde estudia su hijo Adam, de ocho años, y donde trabaja su hija Jenny, de diecisiete, está en llamas. Consigue localizar a su hijo, que está fuera de peligro, pero se da cuenta de que su hija sigue en su interior, de modo que irrumpe en el edificio para salvarla. Cuando recupera la conciencia, Grace se encuentra en el hospital y tanto ella como su hija están gravemente heridas, debatiéndose entre la conciencia y la muerte corporal, observando a médicos y familiares a su alrededor, pero sin poder comunicarse con ellos. Pronto se descubre que el incendio fue provocado. La pregunta, sin embargo, es quién lo provocó y por qué, ya que en ese momento muy pocas personas se encontraban en el edificio. Grace, que intuye el peligro que acecha a su familia y teme por sus hijos, comenzará su propia investigación sobre los hechos para descubrir quién está detrás del complot contra su idílica familia.