Para Dennis Covington, lo que comenzÃģ como un simple encargo periodÃstico âcubrir el juicio de un predicador de Alabama condenado por tratar de matar a su mujer con serpientes venenosasâ se acabarÃa convirtiendo en un viaje a un mundo extraÃąo, misterioso e irresistible: el mundo de los manipuladores de serpientes, donde la gente bebe estricnina, habla en lenguas desconocidas, impone las manos a los enfermos y, segÚn afirman algunos, resucitan a los muertos.
Con el corazÃģn de los Apalaches como escenario de fondo, entre predicadores alcohÃģlicos y exconvictos, misas oficiadas en sÃģtanos de moteles abandonados y viejas gasolineras reconvertidas, punteos de guitarra elÃĐctrica, panderetas, carreteras secundarias y espÃritus atrapados en botellas de colores, SalvaciÃģn en Sand Mountain es la cautivadora y escalofriante investigaciÃģn que llevÃģ a cabo Covington sobre la naturaleza, el poder y los extremos de la fe. Un regreso a casa en el que estuvo casi a punto de perder la cordura.
La obra fue finalista del National Book Award en 1995.
ÂŦUno de los mejores libros sobre el sur -y sobre la naturaleza de la fe- que se van a publicar en dÃĐcadas.Âŧ
Boston Sunday Globe
ÂŦSalvaciÃģn en Sand Mountain te removerÃĄ hasta la mÃĐdula. HarÃĄ que te hagas preguntas que nunca se te habÃan ocurrido y que conozcas gente que ni siquiera imaginabas que existÃa. Dennis Covington es el periodista mÃĄs valiente que conozco. O quizÃĄ el mÃĄs loco.Âŧ
Fannie Flagg, autora de Tomates verdes fritos
ÂŦHipnÃģtico... Con un esmero que raya en lo reverencial, Covington logra que la historia de los manipuladores de serpientes parezca un recorrido no solo fascinante sino, ademÃĄs, casi comprensible. Y si eso no es un milagro, nada lo es.Âŧ
Newsweek
ÂŦCovington se adentrÃģ en un lugar que a la mayorÃa nos aterrorizarÃa y, guiado por su instinto, su fe y su corazÃģn, escribiÃģ un libro sin igual sobre el intento de un ser humano de entender quiÃĐn es.Âŧ
Washington Post
Dennis Covington (1948) naciÃģ en Birmingham, Alabama, una ciudad industrial fundada tras la Guerra de SecesiÃģn. Ni tuvo que arar detrÃĄs de una mula, ni recoger algodÃģn, ni sacrificar cerdos, pero leyÃģ con fruiciÃģn a Faulkner, a O'Connor y a Welty, y cazÃģ muchas serpientes con su amigo Beaver en Village Creek, debajo del puente de la calle 80. Se graduÃģ en Virginia y asistiÃģ al Taller de Escritura de la Universidad de Iowa bajo la tutela de Raymond Carver y John Cheever. Lo Único que sabÃa decir en espaÃąol era ÂŦSoy periodista. Por favor, no dispareÂŧ cuando, desesperado por los sucesivos rechazos de la editoriales y con intenciÃģn de alejarse por un tiempo de un matrimonio cada vez mÃĄs asediado por las drogas, el alcohol y las infidelidades (tal y como relatarÃa en su devastador libro de memorias Cleaving: The Story of a Marriage), iniciÃģ el primero de sus doce viajes a El Salvador como corresponsal de un pequeÃąo periÃģdico de Birmingham durante los convulsos aÃąos de la Guerra Civil.
AllÃ, en primera lÃnea de fuego, bajo el tableteo de las metralletas, conociÃģ el miedo y dejÃģ de beber. Pero se hizo adicto al peligro. Esa misma adicciÃģn, junto a una sed insaciable de ÃĐxtasis en experiencias religiosas, le hizo entrar en contacto, esta vez como corresponsal del New York Times, con los manipuladores de serpientes del reverendo Summerford, experiencia que originarÃa la personalÃsima travesÃa espiritual que le llevarÃa a indagar en sus orÃgenes y quedar finalista del prestigioso National Book Award en 1995. Actualmente reside en las altas llanuras del oeste de Texas, entre campos de algodÃģn, armadillos y matojos rodantes. ContinÚa impartiendo clases de escritura creativa en la High Tech de Lubbock, pero sabe muy bien que la bÚsqueda aÚn no ha terminado. Es molecularmente incapaz de mantenerse alejado del epicentro de las tormentas.