Sebastian Franklin ha esperado mucho tiempo para demostrar su valía como encargado del comedor del Café Belgie, pero su primera noche en el cargo mientras Darryl, su jefe, está de vacaciones, no es precisamente un éxito. Atracan el restaurante a la hora de cierre, y el buen samaritano que frustró al atracador entra en escena con sus propios problemas.
Robert Fortier es el nuevo juez del condado, y uno reacio además. Es muy consciente de que la vida pública no es siempre fácil, sobre todo cuando tu vida personal te hace ser el blanco de los insistentes medios de comunicación. Pero aún así, Robert disfruta de la compañía de Sebastian, y a Sebastian nunca le falta una ración de felicidad y naturalidad para regalarle a su figura pública favorita. Pero también tiene sus conflictos: el caos familiar y un ex en apuros harán presión en ambos mientras luchan por estar en igualdad de condiciones en esta nueva relación.