Como postales de un caribe poco conocido, todas las historias incluidas en este libro recrean la vida de personajes atravesados por la cultura patriarcal y rural sucreña -particularmente Sincelejo-, dándole voz a una región poco narrada en la literatura colombiana e ilustrando una cotidianidad, enunciada desde la tradición oral (los cuentos de los tíos, los abuelos, las comadres y compadres) y desde el rumor, el chisme, que recorre las calles de los pueblos.
En esta segunda apuesta de Jacqueline Urzola se recupera de manera luminosa la tradición oral como herramienta narrativa que exhorta la ficción, para jugar con los límites de lo público y lo privado. Estas historias se enuncian, en su gran mayoría, desde el universo femenino, narraciones en las que la familia, la fidelidad, el amor abnegado, la crianza de los hijos, los estereotipos femeninos cuestionados y recreados, reflexionan sobre una cultura caribeña en la que prima la violencia del machismo, la injusticia del latifundio, la ganadería y la perversidad de la división del pacto común, a partir de las clases sociales.