Su fama engañosa:
"—Gaby, cada día tengo más miedo.
Él caía sobre ella después de haberla empujado suavemente y hundía su cara en la garganta femenina de forma que la besaba en la oreja, le mordisqueaba el lóbulo de la misma y decía bajísimo, casi roncamente:
—No tiene por qué saberlo nadie. Nadie en este mundo... Cuando las cosas son del dominio público pierden su encanto. Además, ni tu madre ni mis padres deben conocer esta situación. Nos separarían y el robo de un beso o una caricia tiene un encanto irresistible —separaba un poco la cara para mirarse en los melados ojos—. ¿No estás de acuerdo, Chusa, cariño? Di, di..."