La niÃąa-mujer tÃmida, tan tÃmida que necesita desaparecer para los ojos de los demÃĄs. La joven sola que imagina una vida mundana y placentera. La niÃąa criada sin afecto alguno y que necesita exasperadamente del roce de la piel de los otros. La triunfadora que al final queda sola. La mujer altiva, envidiosa y siempre insatisfecha. La bailarina que desaparece en el ÃĐxtasis del baile. La intransigencia y la amargura sin par en un cuerpo de mujer. La maternidad torturada y torturadora. La artista de la seducciÃģn. La maldiciÃģn de los atractivos femeninos. El sojuzgamiento, la buena educaciÃģn y la liberaciÃģn final.
Una vida desabrida. La obsesiÃģn sin fin por la belleza. La acumuladora. La chismosa sin remedio. La melancÃģlica sin fin. La charlatana, la sabia, la estudiosa.
Muchas posibles formas de ser mujer llevadas hasta el extremo de lo ridÃculo, lo terrible o lo imposible. Obsesiones, anhelos, complejos, libertades, dominaciones, risas, llantos... Cada tinte, cada nota de personalidad desemboca inevitablemente en el extremo de desatar cataclismos imposibles de contener.