Desde ese momento, la chica aparece y desaparece a su antojo, metiéndole en un lío diferente cada vez que se presenta por sorpresa.
Poco a poco, sin que apenas se dé cuenta de ello, la curiosidad por descubrir quién es y por qué se muestra tan esquiva despertará otra clase de sentimientos en él, y Sean tendrá que decidir si, además de dejar que se cuele en su apartamento, permitirá que lo haga en su corazón.